Bolsas mundiales con pies de barro
La caída de los índices bursátiles de hoy, me recuerda un pasaje de la Biblia. No sé por qué, me ha venido a la cabeza el episodio del sueño del rey Nabucodonosor. Lo resumo a continuación:
El rey Nabucodonosor tuvo un sueño que lo perturbó enormemente durante varias noches por lo que mandó llamar a todos los magos y sabios de su reino para que le interpretaran el significado de su sueño. En medio de su ira y de su consternación, el rey se negó a decirles cuál fue su sueño, puesto que si en verdad eran hombres con sabiduría mística tendrían que saber el sueño y su interpretación sin que el rey tuviera que revelárselo. Al no poder hacer tal cosa mandó ejecutar a todos los que se hacían llamar sabios y magos. Al escucharlo, Daniel le pide sabiduría a Dios para poder revelar el sueño al rey y así evitar la matanza. Una vez ante Nabucodonosor, Daniel, le dice que el Dios todopoderoso le ha revelado el sueño junto con su significado. Daniel dice que en su sueño el rey vio una estatua con cabeza de oro, pecho de plata, torso de bronce y pies de hierro y arcilla la cual era destruida por una gran piedra que venía de un monte sin dejar rastro alguno de aquella estatua...
Y es que el episodio de hoy en las bolsas mundiales, pone de manifiesto la enorme fragilidad de los mercados financieros y la imposibilidad humana de atar todos los cabos. Por muy sofisticados que sean los mecanismos puestos en marcha por las autoridades económicas mundiales para estabilizarlos, un simple virus, un microorganismo que escapa a los análisis de expertos en finanzas y mercados, podría poner en jaque la economía mundial (de nada sirven las cabezas de oro si lo pies son de arcilla).
Es una seria advertencia. La inversión en acciones y bonos supone un riesgo cierto. Jamás podrá sustituir a los extintos depósitos. Flaco favor el que se ha hecho al ciudadano de a pie.
El rey Nabucodonosor tuvo un sueño que lo perturbó enormemente durante varias noches por lo que mandó llamar a todos los magos y sabios de su reino para que le interpretaran el significado de su sueño. En medio de su ira y de su consternación, el rey se negó a decirles cuál fue su sueño, puesto que si en verdad eran hombres con sabiduría mística tendrían que saber el sueño y su interpretación sin que el rey tuviera que revelárselo. Al no poder hacer tal cosa mandó ejecutar a todos los que se hacían llamar sabios y magos. Al escucharlo, Daniel le pide sabiduría a Dios para poder revelar el sueño al rey y así evitar la matanza. Una vez ante Nabucodonosor, Daniel, le dice que el Dios todopoderoso le ha revelado el sueño junto con su significado. Daniel dice que en su sueño el rey vio una estatua con cabeza de oro, pecho de plata, torso de bronce y pies de hierro y arcilla la cual era destruida por una gran piedra que venía de un monte sin dejar rastro alguno de aquella estatua...
Y es que el episodio de hoy en las bolsas mundiales, pone de manifiesto la enorme fragilidad de los mercados financieros y la imposibilidad humana de atar todos los cabos. Por muy sofisticados que sean los mecanismos puestos en marcha por las autoridades económicas mundiales para estabilizarlos, un simple virus, un microorganismo que escapa a los análisis de expertos en finanzas y mercados, podría poner en jaque la economía mundial (de nada sirven las cabezas de oro si lo pies son de arcilla).
Es una seria advertencia. La inversión en acciones y bonos supone un riesgo cierto. Jamás podrá sustituir a los extintos depósitos. Flaco favor el que se ha hecho al ciudadano de a pie.
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